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Miroslav Tichý, la mirada de la disidencia

Miroslav Tichý, la mirada de la disidencia

Miroslav Tichý (1926-2011) nació en la República Checa y su reacción al comunismo marcó su camino. De joven, Tichý era un dibujante que estudiaba en la Academia de Bellas Artes de Praga. Todo cambió con el Golpe de Praga de 1948. En 1947, Checoslovaquia había aceptado el Plan Marshall a cambio de renunciar a la Unión Soviética. Esta pérdida de poder precipitó el golpe de estado comunista, repercutiendo en las artes.

Hacia el realismo socialista

Con el cambio de régimen, los profesores fueron expulsados de la Academia donde estudiaba y se impuso el realismo socialista como la corriente artística a seguir. Se acabó el estudio anatómico. Lo sustituyó la representación de la clase obrera vestida en sus uniformes de trabajo. Ante esta situación, Tichý, un enamorado de la anatomía femenina, abandonó la Academia. Tras ser obligado a cumplir el servicio militar, volvió a su casa en Kyjov, y en los sesenta se rebeló. Se convirtió en un disidente y descuidó deliberadamente su aspecto personal, dejándose crecer el pelo y vistiendo un traje negro rasgado como atuendo. Se negó a cumplir el rol que la sociedad comunista le otorgaba. Esto ocasionó que las autoridades, que le consideraban un enfermo mental, lo arrestaran en varias ocasiones.

Fotografía de desechos

En 1968 se nacionalizó la propiedad privada y Tichý, despojado de su estudio, acabó en la indigencia. Tuvo que abandonar la pintura, pero lejos de amilanarlo, este nuevo estado le permitió crear de forma más libre, de la mano de la fotografía, su técnica predilecta hasta 1985, cuando volvió al dibujo. Se fabricó su propia cámara fotográfica con materiales de desecho (latas de conserva, madera, cartón…) e hizo de las mujeres de la ciudad su tema principal. Incluso impresionaba sus fotografías en papeles que encontraba en la calle, de ahí el aspecto quebradizo y desgastado de las imágenes que se conservan. La textura, la diferencia de calidades, la búsqueda de momentos fugaces e inadvertidos para las fotografiadas, acercan la técnica de Tichý al pictoricismo, su primera gran vocación. 

Reconocimiento tardío

Roman Buxbaum, amigo de Tichý, lo describió como un fotógrafo de la Edad de Piedra y, por ello, “la antítesis viviente del pensamiento progresivo, de la teoría marxista de la historia moviéndose en línea recta”. Fue él quien empezó a mover su obra entre galerías de arte hasta que, en los noventa, las fotografías empezaron a ser apreciadas por el mundo artístico.

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