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¿Alguna vez has dibujado o enriquecido tus apuntes con flechas, llamadas de atención o usado diferentes colores? Igual, sin darte cuenta, estabas haciendo sketchnoting, o lo que es lo mismo, apuntes ilustrados. Se puede definir como esas notas en las que se mezcla la escritura, con dibujos, tipografías hechas a mano, formas, cajas, flechas, líneas, etc.
Hoy en día, para facilitar la comprensión del mensaje, es usual la aparición de sketchnoters (normalmente ilustradores) que efectúan bocetos en directo, en sincronía con el evento. También podemos encontrar muchos vídeos que beben de esta técnica, por ejemplo, el reto de “Draw my life”, en el que muchos youtubers echaron mano del dibujo para relatar de forma amena su vida. En el ámbito educativo, las notas visuales permiten al estudiante asimilar mejor los conceptos. Éste aprende a identificar la información más relevante y la relaciona a su vez con otras ideas. Se estimulan las dos partes del cerebro y los datos se interiorizan más, puesto que nuestro cerebro es fundamentalmente visual.
Aunque el dibujo es un idioma universal, lo cierto es que a cada uno le es más útil un código u otro. Hay quien tiende hacia una estética visual o quien prefiere una información más textual. Al tomar notas a mano, se estimulan las habilidades motoras, visuales y cognitivas, de forma que se retiene más y mejor lo apuntado. Además, dibujar facilita la mnemotecnia, al conectar las imágenes con la información, se afianza su recuerdo.
Utilizar imágenes en notas escritas refuerza elementos clave o ayuda a conectar ideas. De esta manera, son de gran ayuda para sintetizar y condensar la información. Su uso también resulta interesante para solventar problemas de aprendizaje en personas con dislexia. En esta línea, otra variante interesante de las anotaciones visuales es el garabato. Normalmente, cuando garabateamos, incidimos sobre ciertas imágenes (espirales, círculos, figuras…) que nos ayudan a mantener la atención y a retener la información.